El preparado de un buen mate comienza en el recipiente donde descansa la yerba.

Lo primero que debes hacer, es mezclar la yerba en el recipiente antes de hacerlo en el mate.

 

Esto asegura que se obtenga una yerba más equilibrada en su molienda.

Luego colocaremos aproximadamente ¾ partes de yerba dentro del mate.

Lo agitamos un poco para generar capas con los diferentes componentes de la yerba.

Y lo dejamos en forma oblicua o inclinada para formar “la montañita”.

Procederemos a colocar agua en el hueco que quedó en la parte más baja de la montañita, y la dejamos reposar 3 minutos.

 

OJO nunca colocar agua fría, esto enfriaría los taninos de la yerba y produciría un incremento en el amargor de los primeros mates. El agua debe estar entre 75 y 80 grados centígrados.

 

Pasados estos 3 minutos, la yerba logró absorber el agua, hincharse un poquito y reacomodar el polvo. Esto nos permite colocar la bombilla sin que se tape.

La bombilla la introducimos en el mate, del mismo lado donde vertimos el agua.

El movimiento al colocar la bombilla, debe ser suave, deslizando la bombilla desde el lateral del mate, llegando hasta el fondo y continuando por el fondo hasta quedar por debajo de la montañita, donde vamos a levantar un poco la yerba como con un efecto de cuchara o palanca, con esto último le daremos un poco más de forma a nuestra montañita.

Todo esto, teniendo en cuenta que un buen cebador NUNCA tapa la punta de la bombilla con el dedo. No solo no está comprobado que esta maniobra evite que se tape la bombilla, sino que tampoco está comprobado por donde anduvieron esas manos jaja.

Colocada la bombilla, ya tenemos de un lado la montañita, y del otro lado la bombilla en un hueco, este hueco nos permitirá cebar y generar una buena burbuja.

Y he aquí donde ingresa nuestra amada chapita, nuestra heroína, salvadora que nos ayudara a que todo este hermoso ritual no dure solo 3 cebadas. En esta etapa del preparado es donde invitaremos a la chapita a formar parte de nuestro mate. La misma la colocaremos dentro del mate para darle ese soporte a nuestra caprichosa paro tan querida montañita.

   

Luego de introducida la chapita, estamos listos para cebar unos buenos mates.

Procederemos a verter el agua del lado del hueco con un movimiento pendular, infusionando la yerba, viendo como se forma la espumita y complacidos ante la presencia de “un buen mate”.

La chapita vino a darnos esa pared que a veces necesitamos para sostenernos, para apoyarnos y disfrutar de nuestra tan querida infusión autóctona, disfrutar de unos ricos mates.

 

*Solo para aquellos que tenemos la necesidad de organizar objetos de una manera específica, que sufrimos al ver una superficie no homogénea, que sentimos la responsabilidad de dejar la montañita más “facherita”, queríamos agregar este paso extra, en donde los invitaremos a acomodar la superficie de la montañita, dejándola paralela al nivel del mar, plana como a.X+b.Y+c.Z+d=0, lisa como una cancha de bochas.